Apología de la accesión.
Inabordable rotura de
esquemas
desde dentro del ser,
desbordamiento de
convicciones
antes sólidas, ahora
etéreas,
sumisamente aceptado,
hondamente asumido,
desde el hondo, abisal,
loco anhelo
de vivir la nueva
naturaleza del amor.
La realidad ha roto el paño
de la cerradura,
y la accesión al amor
incierto
abre el arcano de los años precisos,
derrama las nuevas
sensaciones, rompiendo certezas,
y deifica al Ser Superior,
ahora hallado,
suplicando la entrada a su
reino en una entrega total.
Dejarse llevar, esa es la
respuesta,
acceder sin defensas, con
personal entrega,
inundarse del nuevo aroma
con humildad,
aceptando sus tiempos y sus
normas,
entregando la voluntad, la
íntegra donación,
viviendo la disciplina y la
amada obediencia
ante su poder absoluto.
Si a veces el nervio se
yergue
y la noche oscura apaga la
voluntad de acceder,
desbórdese la capacidad de
entrega,
rómpanse los viejos
esquemas
y predomine el
desasimiento, la dulce entrega,
la aceptación de los
tiempos y los márgenes
en ilimitada donación de
mente y materia.
Ya no hay vuelo de pájaros,
ni nubes negras,
ni tormentas de ruido y
cercanía,
sólo la quietud del
anonadamiento,
el silencio, el desmayo
íntimo profundo
ante lo inmensamente
superior,
en una quiebra total de los
conceptos
otrora indestructibles y
absolutos.
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